01 Ene Parir en el sofá
He sido mamá dos veces. Berta nació en el hospital. Júlia nació en casa. Estas dos experiencias han significado mucho crecimiento para toda la familia. Aprendí tanto. Frederik Leboyer, ginécologo, afirma que una mujer debe parir allá donde se sienta segura, pues eso facililtará el parto.
En mi primer embarazo leí mucho, fui a grupos de crianza, descubrí un mundo donde cuidar y educar de forma natural era posible. En muchos casos los consejos eran un retorno a lo que ya hacían nuestras abuelas.
En los dos últimos meses del embarazo de mi primera hija, Berta, empecé a desear un nacimiento a nuestra medida. Ahora podéis encontrar planes de parto en muchos centros médicos y definir vuestras preferencias. En aquel momento todo esto era muy nuevo. Actualmente, hay espacios específicos en los hospitales para parto natural, salas de dilatación con pelotas, y otros recursos, además de personal formado para atender este proceso. Entonces yo no tuve la fuerza suficiente para llevarlo a cabo y Berta nació con mucha intervención médica aunque no había ningún tipo de complicación. Estuve mucho tiempo para curarme de todo lo vivido. Así fue y eso me ayudó mucho a aceptar, perdonarme y coger la fuerza para saber qué quería y llevarlo a cabo. Siempre digo que el nacimiento de Júlia, fue posible gracias a la primera vivencia con Berta.
Con Júlia nos acompañó Sofía, una comadrona afable y muy profesional que nos ayudó a parir en casa. Fueron tres noches de contracciones. Y a la tercera nació. Siempre que lo recuerdo, me emociono. Yo contaba con muchos recursos. Mi profesora de yoga para el embarazo, Marta, me compartió trucos como la respiración de la ola. A cada contracción inhalaba e imaginaba que el aire entraba por mis pies, ascendía hasta mi cabeza y volvía a descender. Era justo el tiempo de una contracción. Era como estar en el mar. Dibujar el infinito con la nariz también era un truco para no concentrarme en el dolor. Y cuando hacía este ejercicio con la pelvis, bailando el infinito con la cadera, de pie o sobre la pelota ayudaba a mi bebé a encajarse.
Fue tan tranquilo. Pude vivir mi viaje personal en la oscuridad, a la luz de las velas, acompañada por mi pareja, una amiga y Sofía, que me iba controlando en todo momento y me transmitía que todo iba bien. Hubo tiempo para todo, para dilatar sobre la pelota, andar, respirar, desbordarme, volver a aterrizar en mi y probar varias posturas para que Júlia pudiera nacer. Sentir como salía fue apoteósico. Era la fuerza de la vida que me atravesaba. Parir a mi hija a mi ritmo, a mi forma, libremente, atendiendo lo que iba necesitando el bebé a cada momento fue lo mejor que he hecho. El expulsivo fue en el sofá. No lo olvidaré mientras viva su olor dulce, su cuerpecito sobre mi pecho, lo preciosa que la veía y que no podía parar de decírselo: “eres tan bonita”. Lo habíamos conseguido. Enseguida empezó a tomar pecho y llovió después de meses de sequía. Cada vez que lo recuerdo me emociono. Ahora mismo estoy llorando mientras los escribo.
Si fuera hoy, solo añadiría una cosa y serían los aceites esenciales. La aromaterapia me acompañó durante el embarazo. Me ponía lavanda y mandarina en la barriga para ayudar a mi piel a relajarse. Oler me reconfortaba. La verdad en aquel momento no se me ocurrió usarlo en el parto.
Ahora conociendo todo el mundo de la aromaterapia que disfruto desde hace 3 años, me pondría un difusor de esencias durante el trabajo de parto con lavanda e incienso para relajar el ambiente. Tendría bien cerquita la mezcla Valor de Young Living por si me atacaran los miedos o en algún momento perdiera las fuerzas. Y algo que me encantaría vivir sería llenarme una bañera y poner lavanda y naranja en un puñado de sal, diluirlo en agua caliente y sumergirme para descansar un poco de las contracciones. Sería genial recibir un buen masaje en los riñones con Panaway, Deep Relief o Cool azul para recomponerme. Y también me pondría un poquito de Gentle baby en el pecho para acompañar mis emociones. Solo imaginarlo ya me cogen ganas de vivirlo, aunque ahora ya decidí que es momento de otras cosas. Estoy muy agradecida de estos dos nacimientos y de toda la aventura que sobrevino después. Otro día os cuento más sobre crianza natural y aceites esenciales. Poner aroma en mi vida es como la banda sonora de una película, es la música que me recuerda todo lo que me pasa en forma de olor.