VOLVA
Inspirado en la esencia Awaken de YL

Muel vivía escondida muy dentro de sí misma, en un universo infinito, lleno de estrellas y constelaciones que giraban sin fin. Mientras se dejaba ser dentro de la crisálida, soñaba con que una mañana sentiría la fuerza suficiente para traspasar y romper aquel capullo que tanto le había protegido mientras se transformaba.
Un amanecer empezó a sentir un gran deseo en su corazón, un anhelo salvaje de sentir sus alas desplegadas. Ella sabía que eran gigantes y necesitaba abrirlas, pues aquel espacio era pequeño y se le estaban arrugando. Fue ese latir de libertad que crecía en su interior que reunió el coraje para empezar a empujar, para comenzar la expansión hacia fuera que abriría la crisálida. Había llegado la hora.
Había soñado muchas noches con las gotitas de rocío que lavaban su cara. Había saboreado las caricias de los pétalos y el perfume de las flores. Sobre todo había deseado recibir los rayos del sol sobre las alas, el viento que te sostiene al volar, y posarse sobre tierra firme y sentir el sostén.
Así que extendió sus brazos y presionó. Se sorprendió de lo fácil que era, de cómo todo cedía con suavidad y se resquebrajaban las fibras. Primero asomó su cara y poco a poco abrió sus ojos, era el alba y la luz aun no deslumbraba. Inhaló el aire y se llenó del nuevo día. El miedo presionaba su garganta. Empezó a cantar un pájaro, y fue llenando de música y alegría el momento. El temor poco a poco se iba liberando. Todo estaba preparado para iniciar su vida de hada, y entonces sus alas rojas se extendieron. Al principio estaban un poco mustias. Las acarició, las movió, y sus pies se levantaron del suelo y de un gran salto se alzó y voló.
– Ahhhhhh, cuanto placer! Era feliz.
Azul. Celeste. Verde. Dorado. Sus ojos contemplaban la belleza de la tierra.
¡Disfrutaba de estar aquí y vivir! Cruzó todo el valle durante horas. Y cuando cayó la noche recordó su crisálida, su guarida, su cueva. Regresó y durmió en la suavidad de aquel lecho de seda que le envolvía. Esa sería su casa, su refugio. Un lugar donde descansar.
Unos días después que hubieran segado el trigo, Muel, el hada roja, estaba en una poza lavando su cara, y de repente sintió una presencia. Una mirada dulce, como de niña, que le observaba. Entonces se dio cuenta que provenía del agua. Se acercó y al principio se asustó un poco pues aquellos ojos que estaba viendo le observaban desde el otro lado. Eran familiares, pero hacía tanto tiempo que no sabía nada de ellos que se extrañó. Vio como aquella mujer que le estaba mirando derramó una lágrima al reconocerla. Al caer de su rostro, en la superficie de la poza empezaron a moverse círculos concéntricos, como si alguien hubiera tirado una piedra. Aquella lágrima había cruzado velos y había llegado a su mundo. Una emoción le tomó de pies a cabeza, erizó su piel, sus alas, y sin saber por qué también rodó una lágrima por sus mejillas. Se habían reencontrado. El lazo dorado que les unía se iluminó. Sus alas resplandecían. Y en la mujer del otro lado relució un destello en su mirada. Pusieron sus manos a ras de agua, una frente a la otra, y supieron que la magia les unía ahora.
Tan solo una mirada, reconocerse, saber que estaban ahí la una para la otra, esperándose había hecho posible que se encendiera el vínculo.
Arina, la mujer, desde aquel encuentro empezó a sentir sus alas, empezó a sentir el hada como parte de su cuerpo, como parte de su ser. Le sentía a menudo en su vulva. Guiándola. Hablándole flojito, susurrando los deseos más puros, más inocentes. Ella lo escuchaba todo y le hacía caso. Era su hada. Cuando quería verla se miraba con un espejo o buscaba el reflejo del agua. Arina se desnudaba y nadaba libre en el mar y al salir se rendía al sol. Podía sentir las cosquillas del placer, como un aleteo, señal que Muel era feliz. Algo tomó vida en ella. A la vez Muel sintió desde entonces el amor de una madre, que le cuidaba, le nutría y jugaba con ella.

Mònica Gallifa
Julio del 2019, a primera hora de la mañana.

Este cuento está inspirado en mi creación vulva crisálida de tela y en el aceite esencial Awaken, una sinergia creada por Young Living para despertar y conectar con tu sabiduría interior. Contiene entre muchos otros aceites el geranio y el sándalo. Es una esencia espectacular para traer cambios positivos a tu vida.

Te sugiero oler siempre antes de leer. Al menos un minuto o siete respiraciones profundas. Si deseas conseguir este aceite esencial puedes contactar conmigo en monicagallifa@gmail.com